Algunas de las fuentes de harina animal más comunes son la harina de hueso y la harina de sangre. Estas harinas son altamente solubles en agua y se descomponen rápidamente en el suelo, lo que las convierte en una fuente de nutrientes altamente disponible para las plantas.

Dependiendo de la que se utilice, contienen una alta cantidad de nitrógeno, fósforo y potasio, que son nutrientes esenciales para el crecimiento de las plantas. Además, también contiene otros nutrientes como calcio, magnesio y azufre, que son importantes para la salud de las plantas. Las harinas también contienen aminoácidos y proteínas, que son importantes para el desarrollo de las plantas.

La harina de hueso es otra fuente común de harina animal utilizada en la agricultura orgánica. Contiene principalmente fósforo, pero también contiene calcio y otros nutrientes importantes para el crecimiento de las plantas. La harina de hueso se descompone lentamente en el suelo, lo que significa que los nutrientes están disponibles para las plantas durante un período más largo de tiempo.

La harina de sangre es otra fuente de harina animal utilizada en la agricultura orgánica. Contiene principalmente nitrógeno, pero también contiene otros nutrientes esenciales como hierro y zinc. La harina de sangre es altamente soluble en agua y se descompone rápidamente en el suelo, lo que la convierte en una fuente de nutrientes altamente disponible para las plantas.

Las harinas de origen animal pueden ser utilizadas como fertilizantes orgánicos en la agricultura debido a su alta concentración de nutrientes esenciales para el crecimiento de las plantas. Sin embargo, es importante utilizarlas en cantidades adecuadas de acuerdo al tipo de suelo que se quiere tratar y se quiere conseguir.